8 consejos para padres con hijos preadolescentes

Cada vez con más frecuencia se escucha hablar de preadolescencia, es un periodo comprendido entre los 9 y los 12 años en el que el niño pasa de ser, precisamente, un niño a ser un adolescente. Este concepto surge de la necesidad de designar ese periodo en que los niños están dejando de ser niños, pero aun no forman parte del grupo de los adolescentes. Y cada vez preocupa más este periodo puesto que los niños de hoy en día maduran mucho antes de lo que lo hacían  los padres a su edad.

Es un periodo donde pueden surgir conflictos  difíciles de sobrellevar. Los niños se ven más mayores y  quieren ser más independientes, mientras que los padres los siguen viendo como niños y les cuesta tolerar los cambios en su forma de ser y de actuar. La normalización de ciertos comportamientos y la comprensión de los procesos que son típicos a estas edades nos ayudará a a atravesar esta etapa. Los siguientes consejos nos serán de utilidad a la hora de afrontar este periodo.

Consejos para padres con hijos preadolescentes

  • Autoconciencia ¿Cómo éramos nosotros de adolescentes? ¿Qué cosas nos preocupaban? Recordar nuestra propia adolescencia puede darnos una visión más empática.
  • Es aconsejable mantenernos informados, leer  algunos libros o  estar en contacto con profesionales que trabajen con niños y adolescentes. Podría resultarnos útil tanto para comprender a nuestros propios hijos como para tranquilizarnos y ayudarnos a normalizar algunos comportamientos.
  • Las normas y los límites siguen siendo importantes. Se flexibilizan y se ajustan a la edad y desarrollo del niño. Es importante que los adultos estén de acuerdo respecto a que normas son importantes y como hay que cumplirlas. Por otro lado los padres tienen que estar preparados para discutir ciertas normas y flexibilizar en algunos puntos.
  • Escuchar, escuchar y escuchar. Los preadolescentes y adolescentes huirán más que nunca de los sermones y las frases repetitivas. Sin embargo acudirán a sus padres si saben que no les sermonean ni critican continuamente.
  • Mucho ojo con las muestras de afecto, o por el contrario con las recriminaciones en público, sobre todo si son sus amigos. A veces podemos hacerlo sin darnos cuenta, por ejemplo decirle “eso son tonterías”. A  esta edad los niños son muy sensibles a la aprobación social y temen hacer el ridículo ante sus iguales.
  • Conoce a tu hijo DE NUEVO. Está en pleno cambio, de un día para otro puede cambiar en su forma de vestir, de actuar, de pensar…. Puede dejar de lado actividades y gustos que hasta ese momento le encantaban y aficionarse a otros gustos e intereses completamente diferentes.
  • Como padres no debemos sentirnos amenazados “por que nuestro hijo ya no nos hace tanto caso como antes”. A estas edades los amigos se convierte en una fuente de influencia poderosa, sin embargo podemos estar tranquilos, no reemplazan a los padres.
  • Respeto a la intimidad. Los preadolescentes y adolescente requieren respeto a su intimidad. Esto no significa que tengamos que desentendernos de que hacen o donde están. Podemos estar informados, por ejemplo sabiendo con que amigo esta y donde van, pero no necesitamos saber todos los detalles.

Ante todo tener paciencia, la mayoría de las situaciones problemáticas se resuelven con el paso del tiempo, la paciencia y el apoyo. Sin embargo, aunque muchos de estos comportamientos son normales y típicos de la edad no debemos bajar la guardia, la niñez y la adolescencia son periodos importantísimos en el desarrollo de la persona. Como padres o como educadores debemos estar atentos a todos aquellos cambios que por excesivos o duraderos en el tiempo requieran de intervención profesional. Cuando cualquier tipo de problemática este causando malestar intenso y duradero ya se en el niño o en la familia, consultar con un profesional de la pediatría o la psicología nos puede ayudar a superar ciertas dificultades

Identificar señales de preocupación en la preadolescencia

  • Cambios demasiado bruscos; peso, alimentación, estado de ánimo etc.
  • Cambios drásticos en sus rutinas o hábitos
  • Problemas para dormir
  • Propensión a la agresividad
  • Abandono o desinterés excesivo en ciertas actividades o personas
  • Absentismo escolar
  • Bajada brusca del rendimiento escolar
  • Habla o “bromea” sobre suicidio
  • Muestra ansiedad o preocupación excesiva
  • Indicios de que puede consumir o relacionarse con gente que consume ciertas sustancias: alcohol, tabaco, drogas etc.
  • Problemas con la ley
  • Desaparición de dinero en casa

Los problemas situacionales o emocionales de un niño o un adolescente siempre deberían ser consultados y tratados por un profesional que nos ayude a manejar estas situaciones y, sobre todo, que ayude al niño o adolescente a sentirse bien.

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